Querido por muchos, odiado e incomprendido por otros, este jueves se cumple un año del deceso de “El Diego”.
El 25 de noviembre no será un día más en la memoria de los amantes del fútbol. Ese día hace exactamente un año, fallecía Diego Armando Maradona a sus 60 años, a causa de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”.
Su muerte paralizó al país y al mundo, y su imagen se convirtió en la portada de los principales medios de comunicación a nivel global.
Por este día, habrán homenajes y conmemoraciones, tanto en su país, como alrededor del mundo, como por ejemplo en la Parroquia San Expedito Mártir de Garín, en Escobar, Argentina, uno de los principales y en el cual participarán las hermanas de Diego.
Sus hijas Dalma y Gianinna, por su parte, anunciaron que no asistirán a ninguna ceremonia relacionada al caso, prefiriendo recordar a su padre en privado.
En Argentino Juniors, el club que vio nacer a la leyenda, hinchas y socios se acercarán a dejar sus ofrendas y recordar al 10 frente a los murales que se pintaron en su recuerdo.
En Nápoles, Italia, empezó en la noche de ayer una importante caravana y se inaugurará una estatua de bronce a la salida del estadio que lleva su nombre.
Maradona ya no está más entre nosotros, pero quizás ya no lo estaba hacía mucho tiempo. Su deceso fue la confirmación de una despedida postergada por el recuerdo imborrable de algún momento de felicidad: su gol con la mano que se ríe de estos tiempos del VAR, esa frase célebre en la nos identificamos para no machar jamás la pelota o esa imagen suya en el Estadio Azteca en la que nos preguntamos si realmente era de este planeta.