Un Real Madrid con convicción había enterrado los fantasmas a base de resultados, una solidez defensiva como pocas veces se había visto en la historia blanca y tramos de un juego enérgico que había cargado de optimismo a todo lo que rodeaba al Real Madrid. Tanto que la palabra triplete apareció de repente al lado del equipo de Zidane al regresar con la Supercopa de Europa desde Yeda. Pero los fantasmas del hundimiento vivido la temporada pasada, más o menos a estas alturas de la temporada, se han presentado en la casa blanca.
El edificio reconstruido por Zidane sufrió el primer impacto el 6 de febrero. La Real Sociedad tumbó al Madrid en el Bernabéu y lo sacó de la Copa de una manera traumática: 3-4 en Chamartín. A la dureza de entregar un trofeo se sumó la forma. Zidane diseñó una rotación profunda que desembocó en un partido caótico al que el Madrid sólo se agarró a base de furia al final. El daño de la eliminación, por forma y fondo, creció al ver poco después que la figura del Barcelona también desaparecía de la ruta a la final de Sevilla.
Lo cierto es que elMadrid se ve con la amenaza de repetir lo vivido hace un año. En dos semanas se va a jugar todo en la temporada y no parte en las mejores condiciones.
El resultado en la Champions es muy malo. Lo explica que el Madrid nunca haya levantado una derrota en su casa en la Copa de Europa. Y en La Liga una derrota ante el Barcelona no es que sea definitiva, pero sí provocaría una situación de tensión extrema. Cinco puntos a falta de 33 por jugarse abriría una brecha que los azulgranas no han tenido esta temporada sobre su gran rival.
Consciente de la situación ante la que se enfrenta su equipo, Sergio Ramos recurrió ayer a sus redes sociales para elevar la moral de todo lo que toca al Madrid. “Después de una noche muy dura, veo dos opciones: podemos pensar en la derrota de ayer o trabajar para la victoria de mañana. Yo elijo lo segundo. Cabeza y corazón ya en el Clásico”, resaltó el capitán del Madrid.