Javier Tebas, presidente de la liga española, se reunió este miércoles con los clubes de Primera y Segunda división para explicarles lo sucedido en las últimas reuniones mantenidas con la Federación que derivaron en el famoso Pacto de Viana del pasado domingo, el cual consiste en la modificación del Real Decreto-ley 5/2015, de 30 de abril, sobre la comercialización de los derechos de explotación de contenidos audiovisuales de las competiciones de fútbol profesional, por el que se cambian los porcentajes que la Liga aporta al futbol no profesional (es decir, la Federación española), y al deporte federado, olímpico y paralímpico, a través del CSD, que se incrementan al 2% y al 1,5%, respectivamente, cuando hasta ahora eran del 1%.
El presidente de LaLiga, más allá de relatarles algunos detalles que no se han hecho públicos hasta el momento de esa cita, quiso enviar un mensaje muy contundente a los presidentes, directores generales o vicepresidentes que había presentes en esa reunión telemática: que se vayan poniendo en el peor escenario de cara a la configuración de sus próximos presupuestos. El realismo, más que el pesimismo, se debe a que la intención en estos momentos del Gobierno (el coronavirus podría hacerle variar) es que no haya espectáculos con público, y por tanto fútbol, hasta 2021, fecha para la que se espera tener la ansiada vacuna.
LaLiga cree que sus pérdidas totales podrían elevarse hasta los 956 millones, si no se vuelve a jugar este curso, y 350 si se hace sin público. Por eso, los clubes ya han estado diseñando e incluso publicando estrategias para solucionar el problema con las 11 jornadas que restan de temporada. Algunos piensan devolver a los socios la parte proporcional, como la Real Sociedad (20%), otros estudian rebajas en el próximo carnet, mientras que alguno más pretende que no haya desafección y se mantenga la fidelidad y, en vez de devolver ahora el dinero, permitir a sus abonados que vean gratis tantos partidos de la próxima campaña como le hayan sido privados en esta.
Este nuevo escenario les obliga cambiar el paso, ya que no van a poder vender abonos este verano, cuando acabe la temporada 2020-21, de cara a la siguiente, ni al menos vender entradas en el segundo semestre de este año. A eso hay que añadir que los beneficios por las tiendas oficiales, bares y restaurantes, visitas a museos y otros conceptos no se van a poder facturar, con el efecto que eso tendrá en la caja. Todo ello repercutirá de una manera clara.