Mientras muchos países luchan por superar la pandemia del Coronavirus, China se recupera a pasos agigantados y ha invertido millones de dólares para construir nuevos estadios con la idea de organizar el Mundial de 2030.
Los chinos han tenido en los últimos meses un ritmo de construcción increíble que pareciera dejar en el olvido la crisis económica generada en todo el mundo por el COVID-19.
Luego de superar la crisis del Coronavirus, el vigente campeón, el Guangzhou Evergrande, inició la semana pasada la construcción de un nuevo estadio de un presupuesto de 12.000 millones de yuanes, unos 1.600 millones de euros.
La majestuosa obra tendría una capacidad para 100 mil espectadores y el escenario tendría una forma de flor de loto que se terminaría de construir a finales de 2022, lo que lo convertiría en el estadio futbolístico más grande del mundo, superando al Camp Nou de Barcelona.
El promotor inmobiliario Evergrande, fundado por uno de los hombres más ricos de China, indicó también su voluntad de construir otros dos estadios de 80 mil plazas.
China espera tener en los próximos dos años construidos 12 nuevos estadios de fútbol antes de presentar su candidatura para obtener la sede de la cita mundialista.
La mayoría de estos recintos se utilizarán para la Copa del Mundo de Clubes de 2021 y la Copa de Asia de Naciones de 2023, según dieron a conocer sus dirigentes.