El equipo mexicano golea fácilmente al campeón de Guatemala.
Comunicaciones luchó, trató de competir y mostró garra, pero ni eso le alcanzó para poder conseguir un buen resultado contra el fuerte equipo de Monterrey de México, que lo goleó 4-1 en el partido de ida de los octavos de final de la Copa de Campeones de la Concacaf para dejar de manifiesto la superioridad del fútbol mexicano frente a la realidad del balompié guatemalteco, que volvió a demostrar que no está para competir en el alto nivel.
Contundencia ofensiva
A muchos de los jugadores de Comunicaciones no se les puede reprochar falta de entrega o actitud, pero eso no alcanza ante las limitantes que presentan los equipos del fútbol de Guatemala, acostumbrados a brillar, festejar y anotar grandes goles en una liga guatemalteca mediocre y poco competitiva, lo que quedó demostrado este miércoles en el estadio Doroteo Guamuch Flores.
Mientras los cremas luchaban y hacían hasta lo imposible por tratar de dejar una buena cara, los jugadores de Monterrey con un mínimo esfuerzo se ponían adelante en el marcador con un tanto de Germán Berterame en el minuto 22, quien le enseñó al ecuatoriano Juan Anangonó (acostumbrado a anotar cualquier cantidad de goles en el fútbol de Guatemala) cómo definir en un partido de este nivel, después de que el delantero blanco falló una doble opción muy clara frente al meta de Rayados Esteban Andrada.
Pese a este duro golpe, los cremas todavía empataron 1-1 el marcador con un gol de Carlos Mejía, quien dos minutos antes había fallado otra opción clara frente al meta argentino Esteban Andrada, quien fue crucial con sus atajadas contrastando con la pobre imagen del meta albo Fredy Pérez.
El “show” de Fredy Pérez
Aunque Comunicaciones intentaba competir poniendo muchos HUEVOS en el campo, estaba claro que el fútbol no le alcanzaba para poder equiparar al cuadro mexicano, que además de su enorme talento futbolístico y su mayor peso estratégico y táctico en la cancha empezó a contar también con los errores puntuales del meta blanco, Fredy Pérez, quien terminó de allanar el camino para que los mexicanos se llevaran un fácil triunfo.
Y es que cuando los blancos “SOÑABAN” con un resultado histórico frente al Monterrey llegó el primer gran error del meta de los blancos, quien de forma increíble soltó un balón en un intrascendente centro que llovió en su área, lo que fue aprovechado por Alfonso González para anotar el 2-1 en el minuto 51.
Y este grueso error del meta albo terminó siendo el tiro de gracia para un cuadro crema, que luego ya no tuvo el arresto anímico, mucho menos futbolístico, que mostró en el primer tiempo para aspirar a conseguir un buen resultado, lo que se terminó de complicar con un nuevo error del meta albo Fredy Pérez, quien no pudo desviar un inocente cabezazo de Jesús Gallardo para el 3-1 de Monterrey.
Y cuando los blancos deambulaban en la cancha, Monterrey con enorme categoría y personalidad anotó el 4-1 por medio de Rodrigo Aguirre para sentenciar el partido y la serie contra los blancos.
Triste realidad
El fútbol de Guatemala nuevamente asistió por medio de Comunicaciones a una nueva cita para tratar de demostrar que ha alcanzado un nivel más alto en el plano internacional, pero está claro que otra vez falló a lo grande.
Comunicaciones dejó de manifiesto que cuenta con un gran equipo pero para competir en el plano nacional en un torneo local lleno de MEDIOCRIDAD, con 12 equipos de los cuales, SI MUCHO, 4 están en el nivel que se aproxima a ser profesional, ya que los demás están muy lejos de poder proyectar un nivel competitivo acorde a una liga que, supuestamente, es profesional,.
El fútbol de Guatemala más se parece a una liga de barrio con jugadores mal físicamente y con marcadas carencias futbolísticas, con canchas en pésimo estado y con sueldos de futbolistas sobrevalorados.
En sí, Monterrey vino al Doroteo Guamuch Flores para recordarnos que el fútbol de Guatemala vive un pésimo momento, el cual se oculta en una liga llamada profesional pero que cada domingo demuestra que es muy mediocre o un poquito menos que eso, pero que es proyectada de otra forma a la afición por seudo periodistas, que elogian cada fin de semana a futbolistas sobrevalorados y acostumbrados a lucir en una liga que simplemente no es competitiva.
¡No hay más que hablar!