Guastatoya ganó este domingo su tercer título gracias, en buena parte, a su técnico Willy Olivera y al uruguayo Maximiliano Lombardi.
Guastatoya deambuló durante buena parte del Torneo Apertura en medio de la mediocridad y su opaco fútbol, ya que su anterior técnico, Fabricio Benítez, nunca encontró el equilibrio que necesitaba para poder sacarlo adelante, pese a contar con un buen plantel.
En el abismo
El anterior entrenador y Guastatoya parecían hundirse luego de no encontrar los argumentos para poder salir adelante y parecía que ni iba a clasificar a la liguilla del Torneo Apertura, ya que marchaba en los últimos lugares del certamen a finales de octbre.
Con el agua hasta el cuello, en medio de la crisis generada por el Coronavirus y una serie de malos resultados, finalmente la directiva de Guastatoya tomó la decisión de sacar al técnico Benítez y el 1 de noviembre incorporó al técnico uruguayo Willy Olivera, quien ya había ganado varios títulos con Comunicaciones.
Junto a Lombardi
Era una apuesta arriesgada en ese momento, pero también era la última carta salvadora que tenía la directiva para no quedar afuera de la liguilla, y desde los primeros partidos se vio el cambio de actitud y de fútbol que le impregnó el timonel charrúa al cuadro amarillo.
Olivera tomó una estupenda decisión luego de pedir el 3 de noviembre la contratación del también uruguayo Maximiliano Lombardi, quien había sido descartado de Comunicaciones y Cobán, luego de confirmar la salida del colombiano William Zatapa.
Gran mancuerna
Sin duda, se trató de una incorporación que cambió la historia de Guastatoya, ya que mientras Olivera dirigía a su equipo desde la banca Lombardi lo hacía adentro de la cancha con su indiscutible talento y sus pinceladas de fútbol, que fueron clave para que el equipo “Pecho Amarillo” se coronara campeón este domingo.
Despreciados por un Comunicaciones que sigue de fracaso en fracaso con su actual técnico, Mauricio Tapia, Lombardi puso la cuota de fútbol que tanto necesitaba Guastatoya en el medio campo y Olivera le dio una verdadera identidad táctica -con orden y personalidad- al equipo oriental, los cuales le permitieron primero clasificarse a la liguilla por el título.
Se consolida
Luego de clasificar en el sexto lugar a la liguilla, Guastatoya siguió creciendo de la mano de sus estupendos y humildes jugadores, pero especialmente de Lombardi y Olivera, quienes conformaron una mancuerna clave para consolidar al nuevo campeón del fútbol guatemalteco.
De la mano de Olivera y el mismo Lombardi, Guastatoya eliminó en cuartos de final a Cobán y luego hizo lo propio frente a Xelajú, para luego sentenciar de forma magistral el título contra Municipal.
Y Guastatoya ganó el título practicando un fútbol ordenado, con personalidad y lleno de argumentos futbolísticos, gracias al orden táctico que le terminó dando Willy Olivera desde el banquillo y a la magia futbolística que le brindó Lombardi en el medio campo.
Lombardi le dio este domingo a los jugadores rojos una cátedra de jerarquía de cómo se debe conducir a un equipo hacia un título, luego de pedir constantemente el balón, abrir juego por las bandas, meterle pausa al partido cuando era necesario y hacer estupendo pases con su prodigiosa pierna derecha como el que permitió a Omar Domínquez anotar el gol en el Trébol.
Al final, Olivera-Lombardi fue la dupla salvadora del campeón, que también contó con el compromiso y respaldo de los demás jugadores, quienes se acoplaron a estos dos directores de la gran orquesta llamada Guastatoya. “Este título se lo merecen los jugadores”, dijo al final del partido Olivera.