El Barcelona afronta una enorme crisis en su cúpula dirigencial luego de la dimisión de seis directivos, uno de los cuales dejó caer una acusación de corrupción en contra de la dirigencia que encabeza Josep María Bartomeu, la cual fue rechazada por el club.
En plena crisis por el parón que ha generado el Coronavirus, los seis altos dirigentes dejaron el equipo en medio de un ambiente de mutuas acusaciones de cometer actos ilícitos. “Hemos llegado a este punto (de dimitir) al no vernos capaces de revertir los criterios y las formas de gestión del club ante los importantes retos de futuro y, en especial, a partir del nuevo escenario post pandemia”, afirmaron los directivos salientes en una carta enviada a los socios del club.
“Lo que hemos querido hacer es marchar conjuntamente para dar un mensaje al socio”, dijo el ahora exvicepresidente Emili Rousaud, uno de los dimisionarios, considerado hasta ahora el delfín del presidente, Josep Maria Bartomeu, de cara a las elecciones previstas para el próximo año.
Los firmantes de la misiva, entre los que también se encuentra el tesorero Enric Tombas, muestran su decepción especialmente por el caso conocido como ‘Barçagate’.
“Debemos remarcar también nuestro desencanto por el desafortunado episodio de las redes sociales, conocido como ‘Barçagate’, del cual fuimos conocedores a través de la prensa”, afirmaron los dirigentes.
El ‘Barçagate’ fue la utilización de la empresa I3Ventures para supuestamente influir en las redes sociales por parte del Barça para presuntamente desprestigiar a oponentes de la junta y mejorar la imagen de esta.
El presidente Josep María Bartomeu dijo en febrero pasado que no habían utilizado ningún método para desprestigiar a ningún jugador u oponente de la directiva, al tiempo que explicó que esa empresa sólo hacía trabajos de monitoreo de internet para el Barça.
Algunas fuentes dijeron que los directivos del Barcelona habían pagado hasta un millón de euros por llevar a cabo ese trabajo de desprestigio, pero luego se dijo que habían cancelado 100 mil euros y que se trató de un trabajo para darle una buena imagen al club en las redes sociales: “Si los auditores nos dicen que el coste de estos servicios es de 100 mil euros y hemos pagado un millón, es que alguien ha metido la mano en la caja. No tengo pruebas y no puedo decir quién”, dijo este viernes Rousaud en una entrevista con la radio Rac1.
“Este contrato se había dividido en trozos de 200 mil euros para no tener que pasar por la comisión de control”, añadió Rousaud.
“El FC Barcelona niega categóricamente cualquier acción susceptible de ser calificada de corrupción, y, por tanto, se reserva la interposición de las acciones penales que puedan corresponder”, reaccionó este viernes el club azulgrana en un comunicado.
Los dimisionarios pidieron que “una vez se presente el resultado de la auditoría encargada a PWC, se depuren responsabilidades así como el eventual resarcimiento patrimonial que corresponda”.